Asi es... viaje a Antofagasta en auto por el desierto de Atacama, cruce la "Pampa del Tamarugal" dentro de mi jaulita. No podía ir en los brazos ya que sacan parte los carabineros.
Cada cierto trecho bajaba a correr, correr y hacer pipí donde fuera, cualquier lugar era bueno, luego descanzaba con un ojo atento por si me daban entre las rejas un dulcecito, ¡¡y me daban bastantes!!.
Llegamos a la segunda región -a 450 kilometros de mi ciudad- y nos hospedamos en la casa de mi tío Cristian (papá de los bipedos Sebastian y Camila -que estaban en Iquique-, mientras sus padres de vacaciones en Brasil) así que la casa en Antofagasta estaba casi sola, sólo con la tía Katherine... pero como en todo cuento tiene que haber un monstruo, llegó de visita un niño, que le gustaba molestarme y a mi me escondían en un patio-luz, hasta que pasó lo que pasó. Le dijeron mil veces que no me tomara, que no me inflara, y un día me quitó la pelotita de la boca y ¡Zas!, le mandé el tarascón. ¡Menos mal que no fue nada grave, pero se llevó el susto grande!, mis papis también... y la mamá de él igual. Así es mi vida, no me gusta que los extraños me quiten mis juguetes, ni me tomen la cola. Los niños no me entienden. Bueno, fuí a la playa, al parque, a distintos lugares de la ciudad. Es mucho más grande que Iquique de donde yo soy, pero... lo único que quería era estar de regreso en mi casita. Acá soy dueña y señorita y nadie me molesta. ¿Me estaré poniendo vieja?
1 comentario:
Me alegra que lo pasaste bien, y que fuiste a la playa y a otros lugares mas.
Los niños tienen que enter que los perros no son juguetes!!!!
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